19 julio 2011

LA MAQUINA DEL TIEMPO: EL TENIS AFRICANO, TRAS UN BREVE OASIS CONTINUA EL DESIERTO

La situación del tenis en Africa continua siendo muy precaria. En la actualidad sólo se disputa un torneo ATP en dicho continente de la categoría 250 en Casablanca y cinco challenger, cuatro de ellos se disputas en Marruecos y otro en Sudáfrica y un único jugador situado en el Top100.

La miseria económica del continente, el elevado precio del material de competición, unido a la falta de instalaciones, técnicos y jugadores jóvenes de cierto nivel para competir y evolucionar hacen difícil la eclosión de los jóvenes talentos. El único jugador en el Top100, el sudafricano Kevin Anderson, quien emigró joven a EEUU donde se formó tenísticamente en la Universidad de Illinois.


Históricamente siempre fue así, pero en la década de los 70 empezaron a emerger algunos jugadores que ocuparon importantes posiciones en el ranking como el zimbabuense Byron Black nº1 del mundo en dobles y 22 en singles, el sudafricano Cliff Drysdale, número 13 en 1974, el egipcio El Shafei, número 34 en 1975, el sudafricano Christo Van Rensburg número 19 en 1988, su compatriota Marcos Ondruska número 27 en 1993 o el grandísimo Wayne Ferreira, que llego al ser el número 6 del tenis mundial y conquistó seis Master Series. También hay que mencionar al jugador francés, pero nacido en Camerún donde pasó su niñez, Yannick Noah.


Sin embargo si un país Africano sufrió un esplendor fue Marruecos a principios del siglo XXI, donde salió una generación de jugadores que dieron lustre al tenis africano.

Karin Alami, número 25 del ranking y ganador de dos torneos ATP, Hicham Arazi, número 22 del ranking y ganador de un torneo ATP y el incombustible Younes El Aynaoui, que llegó al número 14 del ranking mundial, llegando a 11 finales ATP y consiguiendo 5 títulos. Se trataba de una generación de jugadores de tierra batida, muy agresivos y con buena técnica. Esta buena generación permitió a Marruecos disputar en tres ocasiones (2001,2002 y 2004) el Grupo Mundial de la Copa Davis.

Una vez retirados esta gran generación de tenistas africanos, parecía que los países del Magreb estaban preparados para dar el salto al nivel europeo de tenis, con una base de niños que había crecido viendo los logros de sus ídolos Hichan, Karin y Younes. Ya no todos querían ser futbolistas, las pocas academias sufrieron un boom, pero parece que no termina de salir ningún jugador de nivel. Reda El Amrani nacido en el año 1988 y actual número 362 es el mejor jugador marroquí que ha consigo salir de Africa y jugar torneos ATP, pero no termina de dar el salto definitivo de nivel.


Dejando Marruecos de un lado, otro joven que parecía apuntar algo es el argelino Lamine Ouahab, que en 2002 se plantaba en la final junior de Wimblendon tras deshacerse en semifinales de un jovencísimo jugador español. Hoy nueve años después Ouahab, ya con 26 años ocupa el puesto, 818 del ranking mundial, mientras que aquel joven imberbe español, a día de hoy lleva ganados 10 Grand Slams, 19 Master 1000 y lidero el ranking de ATP 100 semanas, se llamada Rafael Nadal.


El precio de los desplazamientos a los torneos europeos y americanos, unido a la escasa competencia en edades jóvenes parece ser un lastre del que el tenis africano no es capaz de deshacerse y únicamente permite salir jugadores esporádicos que crecen tenísticamente en Europa o EEUU desde edades prematuras.
Parece que todos los tenistas africanos juegan con un permanente match point en contra.

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